Funcionarios ucranianos revelaron que las potentes municiones ya fueron lanzadas en un intento de desmantelar posiciones rusas bien fortificadas que frenaron la ofensiva que lanzaron hace más de un mes.

    Estados Unidos confirmó este jueves que Ucrania ya usó parte de las polémicas bombas de racimo que le suministró a principios de mes para reforzar su contraofensiva a Rusia.

    «Hemos recibido algunos comentarios iniciales de los ucranianos y las están usando con bastante eficacia», informó el vocero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, ratificando así informes previos publicados por la prensa local.

    Funcionarios ucranianos citados por el influyente diario The Washington Post revelaron que las bombas ya fueron lanzadas en un intento de desmantelar posiciones rusas bien fortificadas que frenaron la ofensiva de Kiev.

    La noticia fue confirmada posteriormente por la Casa Blanca, recogieron las agencias de noticias ANSA y Europa Press.

    La intención de Kiev es acelerar la reconquista de territorios ocupados que Rusia no tiene intención de entregar.

    Por el contrario, por tercer día consecutivo Moscú atacó Odesa y Mykolaiv durante la noche, causando dos muertos, 20 heridos y daños materiales, incluso en el consulado chino.

    Con la guerra iniciada a fines de febrero de 2022 que no ve tregua en el horizonte, Occidente presiona para que se preste mayor apoyo militar a Ucrania.

    El envío de bombas de racimo despertó las críticas no solo de Rusia, sino también de algunas potencias occidentales aliadas de Estados Unidos y Ucrania, como Alemania, Canadá y el Reino Unido.

    Esas municiones, prohibidas en más de 120 países, funcionan liberando numerosas minibombas más pequeñas con un gran rango de alcance.

    Se teme que su uso pueda suponer el minado de grandes zonas.

    El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, se comprometió ante Estados Unidos a implementarlas con fines de desminado y solo contra posiciones rusas, pero nunca en zonas con población civil.

    Pero su par ruso Vladimir Putin desconfía de ello y acusó a Washington de cometer un crimen de guerra al suministrarlas.