Así se desprende de un relevamiento del Instituto de Desarrollo Rural. El Este y el Valle de Uco son los oasis más afectados con daños que van de 10 a 30 %. Catas y loros son las especies más dañinas. Preparan acciones para revertir esta tendencia.
El Ministerio de Economía y Energía, a través del Instituto de Desarrollo Rural (IDR), elaboró un informe sobre el impacto de aves en propiedades cultivadas con ciruela para industria. El estudio abarcó un total de 2.369 propiedades cultivadas con esta y otras frutas.
Según detalla el informe, en 36 % de las propiedades relevadas (más de 850), que entre sus cultivos tenían ciruela para industria, se presentaron daños debido a la incidencia de aves, principalmente de la cata. Los oasis Norte y Este son los de mayor porcentaje de respuesta afirmativa en cuanto al daño por aves.
En líneas generales, en 55% de las respuestas a nivel provincial se indicó que el daño causado corresponde a menos de 10 % de la producción. A su vez, en los oasis Este y Valle de Uco, el mayor porcentaje de respuestas corresponde al rango de daño de entre 10% y 30% de los cultivos, y en 15% de las propiedades el daño correspondía a más de 30% de la producción.
Al ampliar, el informe señala que en los departamentos de Lavalle y Tupungato se ha percibido daños en 100% de las propiedades. Le siguen Maipú, con más de 80% de las propiedades que percibieron algún daño en sus cultivos; Luján, La Paz, San Martín y Santa Rosa, con 80%; Rivadavia y Junín, con poco más de 60%; San Rafael y Tunuyán, poco más de 40%; San Carlos, 20%, y General Alvear con menos de 20%.
Sobre la especie señalada como la principal causante de daños, el documento posiciona a la cata, seguida del loro barranquero y por último la paloma. Del total de respuestas afirmativas a la percepción de daño, 70% indicó a la cata como responsable, en 13% al loro, 2% a la paloma y en 28% no se identificó la especie. La suma de los porcentajes supera 100% debido a que en algunos casos indicaron como responsables a más de una especie.
Al cierre, el informe destaca que, en 346 de las propiedades entrevistadas en todo el operativo censal, se indicó sufrir daños en otros cultivos como lo es en el caso de damasco, durazno, pera, cereza, membrillo, almendro, vid, higo, nogal, manzano, alfalfa, maíz, hortícolas.
Un dato, no menor, tiene que ver con que los resultados arriba expresados se basan en respuestas concretas vertidas por los propios productores a través del operativo censal. Los porcentajes siempre fueron estipulados en base a la cantidad de respuestas afirmativas y es allí donde, por ejemplo, se observa al departamento de Tupungato con el 100% de las propiedades afectadas siendo que en ese departamento solo un productor brindó respuesta al censo. En el caso de Lavalle, hicieron lo propio 5 productores. La mayor cantidad de respuestas se obtuvo por parte de productores oriundos de San Rafael, con un total de 1.310.
Al respecto, Alfredo Baroni, director técnico del IDR, comentó que a raíz de este informe se avanzó en la conformación de una comisión para evaluar posibles acciones que permitan mitigar los daños. “En este espacio contamos con el aporte de profesionales de la Facultad de Ciencias Agrarias, del INTA y el Iscamen, la Universidad Nacional de Cuyo, la Asociación de Frutos Secos de Mendoza y municipios, entre otros”, remarcó el funcionario, quien destacó el trabajo que se viene realizando desde los distintos sectores para contrarrestar el impacto en los cultivos.
Plan integral
A su turno, Antonio Weibel, ingeniero agrónomo, quien se dedica a la investigación y es parte de la comisión, comentó que a mitad de este 2023 se va a presentar un plan integral de trabajo para contrarrestar los daños ocasionados por aves en los cultivos. “Estamos realizando talleres y manteniendo reuniones con diferentes instituciones para ponernos de acuerdo en metodologías de control que nos permitan disminuir el nivel de daño.
“Aún nos falta mucho por delante. El año pasado llevamos a cabo tres encuentros de capacitación y fortalecimos los vínculos con las instituciones representativas tanto del sector público como del privado para determinar las zonas donde se implementarán las acciones que se vayan a tomar. Esa zona tiene que presentar daños de consideración para aplicar distintas metodologías”, agregó.
Sobre este último punto, Weibel amplió: “Algunas posibilidades tienen que ver con metodologías que nos permitan ahuyentar las aves. Algunas son sonoras, visuales, con otras aves rapaces, bajada de nidos para el control de cantidad de adultos o repelentes”.