Un juez de la Corte Suprema de Brasil suspendió este martes el porte de armas de una diputada perteneciente a la línea más dura del bolsonarismo e investigada por perseguir a punta de pistola a un hombre que supuestamente la había insultado.
La decisión, adoptada por el magistrado Gilmar Mendes, afecta a Carla Zambelli, diputada ultraderechista y fiel al mandatario Jair Bolsonaro, derrotado en octubre pasado en las urnas por Luiz Inácio Lula da Silva, quien lo sucederá en el poder el próximo 1 de enero.
El pasado 29 de octubre, en vísperas de las elecciones, Zambelli discutió en una calle de Sao Paulo con un simpatizante de Lula. La parlamentaria empuñó una pistola y persiguió al hombre hasta el interior de un bar en el que había otras personas y al que entró apuntando el arma de forma amenazadora.
En su decisión, el juez Mendes concluyó que, al reaccionar de esa manera frente a un supuesto insulto, la diputada «fue mucho más allá de los límites de la legítima defensa». Además de suspender el permiso de porte, determinó también que la diputada entregue la pistola a las autoridades en las próximas 48 horas. En caso de incumplimiento, ordenó que la Policía incaute el arma.
Zambelli también está investigada en otros procesos que cursan en el Supremo, entre otras razones por su apoyo a grupos radicales que no reconocen el triunfo de Lula y exigen un golpe militar que impida su investidura, para mantener a Bolsonaro en el poder.
El gobierno de Bolsonaro y las armas
Desde que asumió el Gobierno, en enero de 2019, Bolsonaro impulsó medidas para facilitar el acceso de los civiles a las armas, apoyado en su tesis de que la sociedad tiene derecho a la autodefensa frente a la delincuencia.
Sin embargo, durante su gestión repitió que sólo «un pueblo no será esclavizado» y hasta insinuó que, de esa manera, podría «luchar por la libertad», amenazada, según él, por el «comunismo» de Lula, quien prometió revocar todos los decretos que promovieron el armamento de los civiles.
Las facilidades dadas por el Gobierno para la compra de armas hicieron que el número de personas que las poseen haya pasado de unas 350.000 en 2018, a más de un millón en la actualidad.
Bolsonaro había anunciado en agosto de este año que, si era reelecto, ampliaría las licencias de armas de fuegos. Además, remarcó que si Lula ganaba las elecciones, «los clubes de tiro se convertirán en bibliotecas».