Horacio Rodríguez Larreta volvió a convertir un acto del gobierno porteño en un acto de su campaña presidencial, haciendo un anuncio que ya se había hecho el mes pasado. Esta vez utilizó el tema de las cuestionadas pistolas Táser como excusa para enumerar sus propuestas en materia de seguridad y presionar al Poder Judicial para “que no prospere el pedido del fiscal” Guillermo Marijuan, de sobreseer a la vicepresidenta Cristina Kirchner en la causa denominada “La ruta del dinero K”.
“Espero que siga avanzando la investigación de la Justicia por todas las causas de corrupción de Cristina Kirchner”, que “el pedido del fiscal no prospere y que siga a fondo la investigación”, fue la intimidación que lanzó el jefe comunal en campaña, al ser consultado sobre el vuelco definitivo que tuvo esa causa tras diez años sin encontrarse pruebas.
El intento de coacción a la Justicia por parte de Larreta fue uno de los justificativos durante el acto organizado a primera hora del día para hacer campaña con un anuncio viejo. El otro motivo fue confrontar su discurso de “seguridad” con el de su contrincante interna, la adalid de la mano dura Patricia Bullrich.
Un abanderado de las Táser
El jefe de gobierno convocó a la prensa en la sede de la Policía de la Ciudad a las 8 de la mañana y anunció que “entre junio y julio van a entrar en acción” las primeras 60 Taser que su gestión compró para la fuerza de seguridad local. Junto a él estaba el ministro de Seguridad, Eugenio Burzaco, quien el 19 de abril pasado había dicho durante una entrevista radial: “Tengo una buena noticia para los oyentes, en junio o julio vamos a tener operativas las Táser en la ciudad”.
Durante su breve discurso con narrativa del terror, Larreta justificó el lanzamiento de esas armas con una serie de exageraciones, como por ejemplo que “se están viviendo días de gran inseguridad” y que “la inseguridad cruzó todos los límites en muchos lugares del país”.
También con escenas que intentan sobrecoger: “En la mayor parte del país, uno camina por la calle mirando a los costados”, “ahora que con el invierno oscurece más temprano, los comerciantes bajan las persianas para estar tranquilos”, y “los padres no dormimos cuando los chicos salen”.
Frente a ese insistente espanto alegórico, concluyó en que por eso la policía tiene que usar pistolas con descargas eléctricas, supuestamente no letales pero que igualmente pueden matar a una persona, por ejemplo, con problemas cardíacos.
La disputa por ser el candidato de «la seguridad»
Larreta también ratificó su política de “cuidar a los que nos cuidan, dándole a la policía las mejores herramientas”, y elogió a esas armas porque un disparo con ellas evitaría que “una bala pueda matar a un tercero inocente”.
“Cuesta entender por qué han sido resistidas por el gobierno nacional”, dijo y comenzó con una letanía de críticas a la administración del Frente de Todos que derivó en la enumeración de lo que él haría en caso de ganarle la pulseada interna a la mano férrea de Bullrich.
“Cuando los argentinos me elijan como presidente voy a poner la tecnología que hemos desarrollado en la ciudad a disposición de todas las policías de cada provincia y fuerzas nacionales”, prometió.
No solo dijo que repartirá Táser en todo el país sino también “patrulleros inteligentes” y algún que otro dispositivo más a las policías locales.
Pero las promesas no quedaron allí. Dijo que “una de las medidas urgentes que vamos a tomar” es “destinar el Ejército al cuidado de la soberanía en las fronteras” (algo que ya ocurre) y “destinar a la Gendarmería a los lugares más calientes de la droga, como Rosario” (algo que también ocurre en la actualidad).
Esa fuerza federal, añadió, no sólo irá a Santa Fe sino a otro de los destinos electorales que Juntos por el Cambio necesita reforzar: Córdoba. “Vamos a enviar gendarmes también al sureste de Córdoba” y también “al oeste (bonaerense), como el municipio de San Martín, que está totalmente tomado por la droga”, acusó en un claro desafío a la administración de ese distrito que está en la mira electoral del PRO.
Luego, Larreta habló de “crear un cuerpo de élite” para combatir el delito, y aseguró que endurecerá las condiciones de detención de las personas vinculadas a crímenes por narcotráfico. “Vamos a aislar en las cárceles a los capos narcos”, básicamente “sacándoles los teléfonos celulares o poniéndoles inhibidores de llamadas” para que no puedan “ordenar crímenes” desde el encierro, concluyó.