Las fuerzas que combaten desde la semana pasada en el país de África acordaron silenciar las armas, y esta vez parecen estar respetando lo pactado.
La nueva tregua acordada por el ejército de Sudán y los paramilitares de Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) que entró en vigor la noche pasada, ha permitido este martes (25.04.2023) que miles de sudaneses salgan de sus casas para abastecerse de agua y alimentos, o para huir a zonas más seguras lejos de la capital, Jartum, o incluso a países vecinos, en medio de numerosas dificultades por el cierre de bancos y tiendas.
Según medios locales y testigos, una cierta tranquilidad prevalece en la principal ciudad del país y en la vecina Um Dorman, sin que se registraran importantes violaciones de la nueva tregua como sucedió en otras pausas anunciadas desde el estallido de los enfrentamientos. Sin embargo, hay reportes de algunas explosiones aisladas en ciertos suburbios y el sobrevuelo de helicópteros. El nuevo cese de las hostilidades fue posible gracias a la mediación de Estados Unidos.
Medios locales han mostrado imágenes de centenares de sudaneses en la estación de autobuses de Jartum para intentar desplazarse a zonas más seguras o a países vecinos como Egipto (norte), en un viaje que puede durar hasta dos días, y donde un billete puede costar hasta diez veces más de lo normal. Muchos sudaneses se quejan de las dificultades para comprar un pasaje, la escasez de transportes por falta de gasolina y los altos precios.
Cifra creciente de fallecidos
El alto el fuego de 72 horas entre los dos generales que se disputan el poder en Sudán, el jefe del Ejército, Abdelfatah al Burhan, y el líder de las FAR, Mohamed Hamdan Dagalo, fue posible gracias a las intensas negociaciones entre las fuerzas armadas y los paramilitares, informó poco antes de la medianoche del lunes el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken.
El Comité Central de Médicos de Sudán informó esta misma jornada que al menos 291 civiles han muerto y 1.699 resultaron heridos en los últimos diez días, una cifra que la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) eleva a más de 459 muertos y 4.079 heridos. Los médicos sudaneses reconocen que en su recuento «muchos heridos y muertos no están incluidos” porque «no han podido llegar a los hospitales debido a la dificultad de movimiento”.