El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, informó por su parte en los últimos días que sus tropas resistían a los «asaltos violentos». Y aseguró que «todo está completamente destruido».

    Los combates entre las fuerzas ucranianas y rusas en las ciudades de Soledar y Bajmut, ambas en la provincia oriental de Donetsk, son los «más sangrientos» desde el inicio de la invasión, aseguró Kiev, en medio de versiones encontradas sobre la situación en la primera de las localidades, y después de nuevos ataques a Jarkov y Jerson, donde fue alcanzado un hospital materno-infantil.

    «Todo lo que está sucediendo hoy en Soledar y Bajmut es el escenario más sangriento de esta guerra», advirtió Mijail Podoliak, consejero de la presidencia ucraniana, citado por la agencia de noticias AFP.

    Pocas horas antes, el grupo paramilitar ruso Wagner informó que ya controla Soledar, la estratégica ciudad ucraniana, una versión que fue directamente desmentida por Ucrania y relativizada por Moscú.

    «Las unidades de Wagner tomaron el control de todo el territorio de Soledar», dijo Yevgueny Prigozhin, jefe del grupo paramilitar, a través de su servicio de prensa en redes sociales, y agregó que persistían combates en el centro de la localidad.

    De inmediato, Kiev desmintió de modo tajante la información, mientras Moscú pidió «no apresurarse» a declarar una victoria en esa localidad.

    El grupo Wagner es una organización paramilitar de origen ruso que se hizo conocida durante la llamada Guerra del Donbass, entre 2014 y 2015, donde brindaron apoyo a las milicias locales de Lugansk y Donetsk, además de varios conflictos alrededor del mundo, incluyendo las guerras civiles de Siria, Libia, Centroáfrica y Mali.

    Las tropas de Rusia llevan varias semanas intentando conquistar Soledar, una pequeña ciudad de la región de Donetsk.

    La localidad, antes conocida por sus minas de sal, está situada cerca de la ciudad de Bajmut, que las tropas rusas intentan controlar desde hace meses.

    Una eventual conquista rusa de Soledar significaría una simbólica victoria militar para Moscú, después de varios reveses en el terreno de combate desde septiembre.

    «No hay que apresurarse. Esperemos las declaraciones oficiales», dijo a la prensa el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, pero añadió que había «una dinámica positiva en el avance» de las fuerzas rusas.

    Prigozhin publicó una imagen de sí mismo en uniforme militar junto a mercenarios de Wagner, aunque no precisó el lugar donde fue tomada.

    Los ataques son realizados por el grupo paramilitar ruso Wagner. Foto archivo: AFP.

    La agencia estatal rusa RIA Novosti publicó otra fotografía del empresario con hombres armados y dijo que se había tomado en las minas de sal de Soledar, pero el ejército ucraniano desmintió inmediatamente estas informaciones y aseguró que la ciudad «era, es y siempre será ucraniana».

    «No es cierto» que Prigozhin se encuentre en el interior de las minas de sal, añadió Kiev.

    Según Prigozhin el ataque sobre Soledar fue ejecutado «exclusivamente» por unidades de esa fuerza paramilitar, cuya influencia fue aumentando desde el inicio de la ofensiva rusa en Ucrania en febrero de 2022.

    El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, había indicado esta semana que sus tropas resistían a los «asaltos violentos» en Soledar.

    Ucrania denunció también un nuevo ataque contra un hospital materno infantil de la región de Jerson, donde se registraron daños en la unidad neonatal.

    El gobernador de la región, Yaroslav Yanushevich, condenó el ataque contra estas infraestructuras civiles y lamentó en su cuenta de Telegram que «las fuerzas de ocupación rusas sigan atacando el Hospital Clínico Infantil de Jerson».

    «Han vuelto a golpear las instalaciones del hospital, en las que se presta atención médica a recién nacidos», señala el gobernador, según informa la agencia ucraniana Ukrinform en un despacho que acompaña con imágenes de los ataques.

    Elmartes por la noche, además, Rusia bombardeó Jarkov, apenas horas después de la visita sorpresiva a esta ciudad del noreste de Ucrania de la ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, que recibió peticiones de enviar tanques a Kiev.

    “Quédense en los refugios; los ocupantes bombardean de nuevo”, advirtió el gobernador regional, Oleg Sinegubov, en Telegram.

    Por otra parte, la viceprimera ministra de Ucrania, Irina Vereshchuk, advirtió que Moscú planea otra oleada de deportaciones forzadas de ucranianos hacia su territorio, una maniobra que considera como un «acto de genocidio».

    «Tenemos fuentes de Inteligencia que confirman que Rusia realmente está tratando de cometer otro acto de genocidio, ni siquiera lo llamaré deportación, porque la expulsión forzada y violenta de ciudadanos ucranianos es un acto de genocidio, por lo que, por supuesto, serán castigados», señaló.

    Vereshchuk instó a las autoridades rusas a que «piensen detenidamente» antes de llevar a cabo estas nuevas deportaciones porque «todos serán responsables», según recoge la agencia Ukrinform.

    Y Moscú anunció un nuevo cambio en la conducción de tropas: el general Valeri Guerasimov, jefe del Estado Mayor de los ejércitos, estará al mando, según informó el Ministerio de Defensa.

    En un comunicado, la cartera indicó que Valeri Guerasimov, actualmente jefe del Estado Mayor ruso, fue nombrado «comandante de la agrupación combinada de tropas» desplegadas en Ucrania, en sustitución de Sergei Surovikin, que había accedido a ese puesto en noviembre.

    La jornada también trajo una suerte de queja del presidente Zelenski contra la OTAN, porque la «retórica de puertas abiertas» manifestada en repetidas ocasiones, según el mandatario, «no es suficiente» para Kiev, que espera pasos más concretos.

    «Simplemente apoyar a Ucrania en forma de retórica sobre las puertas abiertas no es suficiente. No es suficiente para motivar a nuestro Estado y, para ser más específicos, no es suficiente para motivar a nuestros soldados», protestó Zelenski, que insistió en que espera “pasos mucho más fuertes”.