Tips para que los padres sobrelleven este desafío cotidiano
Para los padres es un gran desafío cotidiano encontrarle la vuelta para que sus hijos coman rico y sano. Pero vale la pena el esfuerzo, porque un niño que no se alimenta con variedad se está perdiendo de educar su paladar y llegará a adulto con una pobre alimentación.
Es esencial que los niños, que están en etapa de crecimiento y aprendizaje tengan una dieta balanceada, ya que lo que ingieren durante el día repercute directamente en su rendimiento escolar y su energía física.
Las carencias nutricionales no solo se manifiestan en obesidad o delgadez sino también en niños con hipertensión, colesterol, baja estatura, trastornos de atención y aprendizaje, deficiencias inmunológicas, decaimiento e irritabilidad, entre otros posibles problemas.
Algunos consejos para guiarte:
Planificación semanal. Organizarse es clave y te ayudará a vos y también a ellos, porque les da la oportunidad de elegir y participar en el armado de la vianda para toda la semana. Permite tener variedad de alimentos y organizar las compras. Una vez que lo empezamos a hacer como un plan de domingo, armar las viandas es más divertido.
Merienda variada. Elegir qué alimento de la merienda va a ser el principal cada día: fruta, lácteo o cereal para no comprar a las apuradas y terminar poniéndoles alfajores o comida chatarra. A los chicos les gusta variar como a todos; abrir la lunchera y ver cada día algo diferente hace que no se aburran y lo coman.
Simple es mejor. Siempre hay que considerar cómo se van a presentar los alimentos. Hay que pensar que los tiempos son cortos para los más pequeños que comen más despacio y se distraen fácil. Menos es más por eso hacerla simple es lo mejor.
Ir con la estación. Aprovechar las frutas de estación y elegir aquellas más fáciles de pelar como la mandarina, la banana, los arándanos, las frutillas y hasta el kiwi cortándole una tapita y comiendo la pulpa con una cucharita. Los tomates cherrys son ideales porque son fáciles de comer y aportan fibra, pigmentos y vitamina C.
Un tip. Si las frutas las ponemos cortadas o peladas, es mejor mojarlas con jugo de naranja para protegerlas de la oxidación.
Sí a los lácteos. Tienen que ser parte de las meriendas los yogures y los postres de leche porque son alimentos muy nutritivos que contienen proteínas, calcio, vitaminas, todos nutrientes importantes para el crecimiento.
Separados. Es mejor que los alimentos estén separados o compartimentados dentro del recipiente, que mezclados porque así los niños pueden descubrir sus diferentes olores, sabores y colores.
Sin agregados. A los bizcochuelos o galletitas caseras no es necesario agregarle baños ni rellenos. Evitemos excesos de azúcar y colorantes. Sí está bueno que incluyan semillas, harinas integrales o frutas secas para aumentar la fibra que es protectora.
No a la sal. Evitar las preparaciones muy saladas, los fritos y lo que contenga azúcar en cantidades excesivas. La niñez es cuando se desarrolla la palatabilidad: ni muy salado ni muy dulce, apostá por el sabor natural de los alimentos.
Frutas + verduras. Un mix de frutas con verduras pueden ser parte de la merienda escolar: una mandarina y unos palitos de zanahoria, una manzana y unos tomates cherries, pueden ir perfecto juntos. Hay que estimular a los niños a probar combinaciones nuevas.
Porciones. Es mejor no excederse en los tamaños de las porciones; no es necesario agregarle más de lo que comen habitualmente en casa.
Horarios. Respetar los horarios tradicionales del desayuno, almuerzo, merienda y cena es lo mejor porque permite que el organismo utilice adecuadamente las sustancias nutritivas de los alimentos y controlar mejor el apetito y la saciedad.
La clave esta en ofrecerles una alimentación variada y atractiva y transmitirles hábitos saludables que trasladen desde la casa al colegio.
Fuente: El Observador