“El regreso a la presidencia de Brasil de Lula y la nueva composición regional de gobiernos de corte más progresistas, aunque con grados heterogeneidad entre sí, será clave para pluralizar políticamente y diversificar materialmente las relaciones exteriores de la región”. Así lo menciona un informe del CEPA, en el que se celebra el impulso renovado en la agenda de integración bilateral que a través de “las dimensiones económicas y apunta a poder consolidar un esquema productivo sostenible”.
En el documento se precisó que “en términos de relación comercial y crecimiento económico, existe correlación positiva: en los últimos 20 años, cuando Brasil creció, también lo hizo Argentina en el 71 por ciento de los casos, siendo el vector que los conecta el comercio bilateral entre ambos países”. Esto no es extraño si se tiene en cuenta que Brasil es el principal socio comercio de la Argentina.
Según los números del informe, en 2022 concentró el 17 por ciento de los flujos comerciales externos y se constituyó en el principal destino de las exportaciones argentinas con el 14 por ciento del total por casi 12.000 millones de dólares. Las compras a ese país representaron el 20 por ciento de las importaciones argentinas por 15.000 millones, ubicándose en el segundo lugar después de China. Para Brasil, Argentina constituye el 7 por ciento de su comercio exterior, siendo el tercer mercado en importancia, después de China y los Estados Unidos.
“Este relanzamiento podría significar revertir el deterioro de la relación comercial que empezó con la gestión de Cambiemos: entre los años 2016 y 2019 se implementó un modelo de mayor apertura, desregulación comercial y reprimarización de la economía, que puso de relieve un impacto regresivo en el perfil exportador”, planteó el informe.
El documento plantea que para el final del mandato de Bolsonaro en 2022 hubo una reprimarización de las exportaciones, destacándose un descenso de 6 puntos porcentuales en las manufacturas de origen industrial, y en contraposición, una suba en las de origen agropecuario (3 puntos porcentuales) y de productos primarios (5 puntos). “Sin embargo, este cambio en la composición de las exportaciones no es un fenómeno nuevo, sino que se verifica ya desde 2019, con la 12 consolidación del paradigma del “supermercado del mundo” llevado a cabo por la gestión de Juntos por el Cambio”.
En el informe se precisa que “en términos de agenda, y por su centralidad económica y geopolítica se destaca la integración energética, un set de medidas con alto grado de avance que posibilitan no solo exportar gas de Vaca Muerta a Brasil, sino también GLP, e importar energía hidroeléctrica a precios muy competitivos”. Además, la posibilidad de extender el Sistema de Monedas Locales a 180 días viabilizará importaciones de manera significativa que hoy no pueden canalizarse en el estresado mercado cambiario, evitando así el freno a la producción industrial por esta causa, ergo, la ralentización de la actividad económica.
Se detalló también que “se suma la posibilidad de Swap del Banco Central brasileño con el Banco Central argentino, los acuerdos entre Bancos Públicos como el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES – en portugués Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social), el Banco de la Nación Argentina (BNA) y el Banco de Inversión y Comercio Exterior, para profundizar el comercio, infraestructura de intercambio comercial e inversiones y la discusión sobre una posible moneda común”, se detalló.
En el frente industrial, mientras tanto, se busca una mejor complementariedad entre las industrias de ambos países, de modo tal que la integración económica redunde en un balance más equilibrado del intercambio, de la producción y la generación de fuentes de trabajo en ambos países. «Los avances más concretos hasta ahora se concentran en el rubro autopartes, un segmento altamente deficitario para la Argentina», consideró el documento.