El presidente ruso también abordará entre los ejes principales las relaciones bilaterales, la agenda internacional y el petróleo como parte del fortalecimiento económico entre regiones.

    El presidente ruso, Vladimir Putin, visitará el próximo miércoles los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita para abordar en particular la cuestión del conflicto palestino-israelí y el petróleo, anunció este martes el Kremlin.

    «Las visitas de trabajo del presidente Putin a los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita tendrán lugar este miércoles. Todo esto tendrá lugar en un solo día», dijo el vocero presidencial ruso, Dmitri Peskov.

    Putin discutirá durante esta visita «las relaciones bilaterales», «la agenda internacional», «el conflicto palestino-israelí», así como la reducción de la producción de petróleo en el marco de la alianza petrolera OPEP+ de la que Rusia forma parte, agregó el portavoz.

    Por otra parte, el Kremlin también anunció que el presidente iraní, Ebrahim Raisi, visitará Rusia el jueves para conversar con Putin, informó la agencia de noticias AFP.

    Ambos países están fortaleciendo sus lazos económicos y militares frente a las sanciones occidentales.

    El Kremlin no indicó si Putin viajará a la COP28, la conferencia internacional sobre el clima que se está llevando a cabo en Dubai, Emiratos Árabes Unidos.

    El líder ruso, cuya detención pide la Corte Penal Internacional (CPI) por la «deportación» de niños ucranianos, había limitado hasta ahora sus viajes al extranjero, prefiriendo no participar en las últimas cumbres del G20 y del grupo BRICS.

    Israel lanzó una ofensiva aérea y terrestre contra Hamas en la Franja de Gaza luego de los inesperados ataques del movimiento islamista palestino en el sur israelí del 7 de octubre, que terminaron con unos 1.200 muertos, en su mayoría civiles, y 240 secuestrados, incluyendo unos 20 argentinos.

    Más de 15.900 palestinos, el 70% de ellos mujeres y niños, han muerto desde entonces en los bombardeos israelíes en Gaza, y más de 1,9 millones de los 2,3 millones de habitantes del enclave tuvieron que abandonar sus casas por la ofensiva.