Los fiscales le reprochan haber conservado cajas enteras de documentos, incluso algunos clasificados como «top secret» tras su partida de Washington en 2021, y de haber rechazado devolverlos, violando leyes federales.
Donald Trump fue informado por la justicia federal que es investigado por el manejo de archivos clasificados de la Casa Blanca, en una señal de que podría ser inminente una imputación formal del expresidente estadounidense que busca ser reelecto en 2024.
Según varios medios estadounidenses, entre ellos The New York Times y CNN, fiscales federales notificaron a los abogados del exmandatario que la investigación ya no se limitaba a sus más cercanos colaboradores, sino que le apuntan directamente.
Los fiscales le reprochan haber conservado cajas enteras de documentos, incluso algunos clasificados como «top secret» tras su partida de Washington en 2021, y de haber rechazado devolverlos, violando leyes federales.
La noticia se conoció luego de que los abogados de Trump se reunieran con responsables del Departamento de Justicia, en particular el fiscal especial Jack Smith, encargado de supervisar la investigación de manera independiente.
Trump, que adelanta por ahora ampliamente a los otros candidatos tras la investidura republicana, siempre se defendió de toda malversación y se presenta como víctima de «persecución política».
«Cómo podría el Departamento de Justicia inculparme cuando no he hecho nada», escribió el lunes en su plataforma Truth Social, al momento en que sus abogados eran recibidos por responsables de este ministerio.
«Cómo podría el Departamento de Justicia inculparme cuando no he hecho nada»Donald Trump
En Estados Unidos, una ley de 1978 obliga a todo presidente estadounidense a transmitir el conjunto de sus cartas, correos electrónicos y otros documentos de trabajo en los Archivos Nacionales.
Otra ley, sobre espionaje, prohíbe a cualquiera conservar documentos confidenciales en lugares no autorizados y no asegurados.
Otra ley, sobre espionaje, prohíbe a cualquiera conservar documentos confidenciales en lugares no autorizados y no asegurados
Al dejar la presidencia para instalarse en una lujosa residencia Mar-a-Lago, en Florida, Trump se llevó sin embargo cajas enteras de documentos.
En enero de 2022, tras varios recordatorios, accedió a devolver 15 cajas que contenían más de 200 documentos clasificados.
En un correo, sus abogados aseguraron que no había otras.
La Policía Federal estimó sin embargo que no había devuelto todo y que conservaba aún muchos en su club de Palm Beach.
La Policía Federal estimó sin embargo que no había devuelto todo y que conservaba aún muchos en su club de Palm Beach
Los agentes del FBI acudieron allí el 8 de agosto y secuestraron otras 30 cajas que contenían 11.000 documentos, entre ellos algunos muy delicados sobre Irán y China.
Al denunciar una operación mediática, sus abogados reprocharon ampliamente al FBI su publicación, según ellos innecesaria, una foto que mostraba documentos confiscados estampillados con la mención «top Secret», sobre una alfombra floreada.
Para acallar las acusaciones de juego sucio, el fiscal general Merrick Garland nombró al fiscal especial Jack Smith para supervisar esta investigación, así como otra sobre el papel de Trump en el asalto al Capitolio.
Otro fiscal especial investiga en paralelo sobre documentos clasificados confidenciales encontrados al inicio de año en una antigua oficina en el domicilio del presidente demócrata Joe Biden por sus abogados.
Estos hallazgos embarazosos, así como otros en una residencia del exvicepresidente Mike Pence, permitieron a Trump relativizar su conducta, aunque Biden siempre cooperó con la justicia, al restituir por voluntad propio los documentos, mucho menos numerosos.
El multimillonario republicano también se sirvió de esos hallazgos para unir a sus seguidores cuando lo alcanza la justicia.
Así ocurrió en abril, cuando la justicia del estado de Nueva York lo acusó de falsificar documentos contables en relación con el pago de 130.000 dólares a una actriz porno antes de las elecciones de 2016, a cambio de su silencio sobre una supuesta relación.
Fue la primera vez en la historia de Estados Unidos que un expresidente era objeto de un proceso penal.