La inflación le jugó una mala pasada a Sergio Massa en enero. El dato oficial se conocerá recién el 14 de febrero y según la mayoría de las consultoras se ubicará en un rango que va del 5,5% al 6%. Incluso en la última semana del mes pasado se produjo una aceleración de precios, especialmente en el rubro alimentos. No es casualidad: las empresas salieron a cubrirse ante el relanzamiento de Precios Justos, el propio ministro de Economía efectuó el viernes.
Desacelerar la inflación se convirtió ahora en una carrera contrarreloj. Massa insiste en que el índice bajará “a menos de 4%” para abril. La apuesta sigue siendo muy arriesgada. La expectativa de las consultoras, según divulgó el Central en el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), es que la inflación se mantenga arriba de 5,5% todos los meses, al menos hasta junio. Esto es, muy por encima de la promesa que sostiene el propio ministro de Economía.
Ataque rápido
El relanzamiento de Precios Cuidados procura un ataque muy rápido a la inflación a través de fuertes controles (según se dijo, monitorearán 15 millones de precios diarios) pero sin atacar las verdaderas causas del flagelo. El objetivo del Gobierno es obvio y el calendario electoral estrecha los tiempos: recuperar el salario real -tras una caída de 20% en los últimos cinco años- a partir de una desaceleración de los precios.
A esta altura es un secreto a voces que la potencial candidatura presidencial de Massa depende de conseguir buenos resultados en materia inflacionaria. La mejora de las acciones o el cumplimiento de metas con el FMI nada aportan en materia electoral. Es necesario conseguir resultados que impliquen una mejora palpable para la gente.
Escollo rojo
La suba de la carne es ahora uno de los principales escollos para bajar la inflación. Si no hubiese sido porque los precios en las carnicerías se mantuvieron prácticamente planchados en el segundo semestre del 2022, posiblemente la inflación del año pasado hubiera llegado o superado el 100 por ciento.
La sequía y la suba de los precios de los alimentos por la guerra en Ucrania precipitó la faena por parte de productores ante las dificultades para seguir engordando la hacienda. Esta mayor oferta mantuvo los precios a raya.
Por ello una de las medidas destinadas al sector será la devolución del 10% de las compras en carnicerías cuando se pague con tarjeta de débito. El anuncio procura aliviar a los sectores de menores recursos y reducir el impacto inevitable de la suba de precios que podría acelerarse en los próximos días en un producto clave de la canasta básica.
Los detalles se conocerán en los próximos días, pero el objetivo es que se inscriban en el programa tanto frigoríficos como carnicerías. Solo las que estén en el registro podrán ofrecerles a los clientes el descuento de 10% sobre las compras, por un máximo de $1.000 por transacción.