«Es una mentira. Por supuesto vamos a defender la verdad en este asunto», declaró el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, luego de que Ucrania afirmara haber encontrado más de 440 tumbas y una fosa común en la provincia de Jarkov.

    El gobierno de Rusia calificó  de «mentiras» las informaciones sobre el descubrimiento de cientos de cuerpos y de una fosa común en Izium, en el este de Ucrania, tras la retirada de las fuerzas rusas de esa región y cuatro días después de que el Gobierno de Kiev denunciara el hallazgo, mientras los combates continúan a ritmo constante en otros puntos del país y la centrales nucleares vuelven a estar en peligro por las hostilidades.

    «Es una mentira. Por supuesto vamos a defender la verdad en este asunto», declaró el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, luego de que Ucrania afirmara el viernes pasado haber encontrado más de 440 tumbas y una fosa común cerca de Izium, en la provincia de Jarkov, fronteriza con Rusia,.

    «Es el mismo guión que en Bucha», continuó, en referencia a otra localidad de Ucrania donde las fuerzas rusas fueron acusadas en las primeras semanas del conflicto de haber cometido atrocidades, algo que Moscú niega.

    Las declaraciones de Peskov se producen luego de que Ucrania anunciara el hallazgo de más de 440 tumbas fechadas entre marzo y septiembre de 2022 y una fosa común en un bosque de pinos de Izium, tras el repliegue de las tropas rusas de Jarkov a la vecina región ucraniana del Donbass.

    Algunos de los cuerpos hallados tenían las manos atadas y otros mostraban signos de haber sufrido violencia, según la Fiscalía de Jarkov.

    Uno de los cadáveres, identificado como el de un combatiente voluntario proucraniano, «tenía las manos atadas a la espalda» y otro fue encontrado con «una cuerda alrededor del cuello y las extremidades rotas», describió el fiscal Yevgen Sokolov, que dirige la investigación, informaron las agencias de noticias AFP y Sputnik.

    Una decena de equipos conformados por un fiscal, un investigador y dos expertos realizaron pesquisas, y ya se habían exhumado unos 100 cuerpos.

    «Haremos cuentas una vez que terminemos con las exhumaciones», anticipó Sokolov, tras explicar que aún no había un número exacto de quienes se cree sufrieron muertes violentas, pero que la mayoría de los cuerpos exhumados hasta ahora presentaban «heridas por bombardeos y explosiones».

    Si bien afirmó que se había exhumado un cuerpo «con múltiples heridas de arma blanca», agregó que por el momento no se hallaron «cuerpos con balas en la cabeza» aunque advirtió que «todavía queda mucho trabajo por hacer».

    También estimó que se necesitaría una semana más para exhumar el resto de cuerpos, si las condiciones meteorológicas lo permiten.

    En el hospital de Izium, Mijailo Chindei, de 67 años, contó que estuvo detenido durante 12 días en una húmeda celda y que sus carceleros le rompieron el brazo con una barra de metal.

    «Me golpearon en los talones, la espalda, las piernas y los riñones», relató y añadió que los soldados rusos lo acusaban de haber dado a las fuerzas ucranianas las coordenadas de una escuela donde un bombardeo ucraniano mató a numerosos militares rusos.

    Siguen los combates

    En paralelo, los combates continuaron a un ritmo constante en otros puntos del país a casi siete meses del inicio de la invasión rusa.

    Por un lado, Ucrania acusó a Rusia de haber bombardeado la central nuclear de Pivdennoukrainsk, en la sureña provincia de Mikolaiv, tras semanas de tensión alrededor de la planta de la vecina provincia de Zaporiyia, la más grande de Europa, donde ambos bandos se acusan mutuamente de ataques.

    Según el operador de las centrales nucleares ucranianas, Energoatom, «se produjo una potente explosión a sólo 300 metros de los reactores» de esta central que atribuyó a un misil ruso lanzado anoche.

    Tras este ataque, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, insistió una vez más en que Rusia «pone en peligro al mundo entero».

    No obstante, la central funcionaba normalmente, pese a la explosión que reventó los vidrios de unas cien ventanas y obligó brevemente a desconectar las tres líneas de alta tensión.

    El organismo de control nuclear de la ONU (OIEA), que cuenta con observadores en el lugar desde principios de septiembre, instó a Rusia a retirarse de las instalaciones.

    Pivdennoukrainsk es la tercera planta ocupada por Rusia luego de que a principios de la invasión ocuparan la de Chernobil, donde en 1986 se produjo un desastre nuclear que dejó centenares de muertos y provocó una ola de contaminación radiactiva en Europa, y la de Zaporiyia. Las fuerzas rusas evacuaron la central de Chernobil a fines de marzo.

    El Ministerio de Defensa ruso afirmó que había llevado a cabo varios ataques en todo el país el día anterior, uno de ellos «destruyó talleres donde se mantenían sistemas (de misiles) estadounidenses Himars» en Zaporiyia, reavivando de nuevo los temores a que se produzca un accidente nuclear.

    También se reportaron ataques tanto ucranianos como rusos en las provincias del Donbass, Donetsk y Lugansk, luego de que a principios de septiembre Rusia anunciara un repliegue de sus tropas desde Jarkov hacia esa región controlada casi en su totalidad por separatistas ucranianos prorrusos.

    En Donetsk, el alcalde prorruso de la ciudad homónima, Alexei Kemzulin, informó en Telegram que 13 civiles murieron en un bombardeo ucraniano.

    La Presidencia de Ucrania afirmó que «10 civiles resultaron muertos y 22 heridos» en ataques rusos en el Donbass y otros puntos del país en las últimas 24 horas.
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